13/2/09

alfarería puneña

La limitata: jarra licorera del altiplano puneño


Luis Ramírez León
Investigador del Museo Nacional
de la Cultura Peruana, INC



En esta ocasión se destaca como pieza del mes la jarra para contener “licores fuertes” como el aguardiente de uva y el de caña de azúcar, la cual es más conocida con el nombre de LIMITATA. Esta jarra es muy peculiar, tiene un bebedor sentado en la parte central y superior de la vasija, apoyado en el asa como espaldar y en actitud de servirse pues sostiene en la mano derecha una jarra y una copa en la otra. Viste una casaca adornada con rosetones en los hombros, sobre el pecho cuelga una chalina, y lleva sobre la cabeza un chullo y una montera o sombrero plano que sirve de tapa. Toda la jarra es de color ocre con toques ligeros oscuros o marrones y con el vidriado débil. El pico de esta limitata por donde se vierte la bebida es una pequeña jarrita de tipo europeo. La decoración se dispone alrededor del bebedor de manera simétrica: dos cabras, dos pájaros que han perdido sus cabezas, una orla que bordea el conjunto y debajo una secuencia de seis flores circulares a modo de rosetones y más abajo una olla.

Se sabe que los antiguos peruanos bebían aqha o chicha, la cual se contenía en vasijas como el urpu o la chomba y se servía en los vasos q’ero o en las aquillas de plata y oro, y en tiempos recientes en los pitujarros. Las bebidas que introducen los españoles como el vino, el aguardiente de uva (brandy o pisco) y el de caña de azúcar (cañazo, llonque o ron) fueron toda una novedad para los indígenas, las cuales como es usual se contienen en botellas o en vasijas más pequeñas que las chombas o urpus y se sirven en copas o copitas. Estos nuevos usos en el beber deben haberse regulado a fines del virreinato y durante la república, de manera que llegan a nosotros conteniéndose en estas curiosas limitatas.La limitata parece ser también una paccha u objeto ritual ligado al culto al agua y a la tierra por su capacidad de fluidez del líquido y por lo intrincado de su forma, pues el licor ingresa por un orificio insospechado como es la cabeza de bebedor y sale por una jarrita minúscula. A ello se suma la significación de la decoración de animales y rosetones o flores, éstos últimos evocan por su forma al sol, antigua deidad, y puestos en los hombros del bebedor recuerdan a los medallones en forma de pumas que usaban los de la nobleza inca en el virreinato. Las flores y animales son evocación también de la pachamama. Finalmente, el propio bebedor se semeja a los personajes que a modo de atlantes figuran en muchas jarras y éstos a su vez se remontan a las mascarillas que aparecen en vasijas prehispánicas; son cabecitas que bien pueden ser los ancestros o mallquis propiciadores los cuales habitan dentro de la tierra. Por eso es frecuente cuando se bebe en los Andes derramar primero el líquido sobre la tierra o la pachamama y si se hace con una paccha tanto mejor. Hay pues elementos en la limitata que evidencian una disyunción y un sincretismo cultural, es decir, se usan formas occidentales para representar contenidos indígenas ancestrales y se asocian con elementos nativos para adquirir nuevos significados.



Pieza del mes del Museo Nacional de la Cultura Peruana: marzo 2007.

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